Las medicinas de la selva

Las empresas farmacéuticas buscan en la naturaleza sustancias terapéuticas que no se pueden crear en el laboratorio.Las plantas continúan siendo la principal fuente de principios activos.Algunas empresas intentan apropiarse de los conocimientos tradicionales y de las plantas.

Son más de 200 las compañías farmacéuticas y los centros de investigación médica de todo el mundo que buscan en los bosques tropicales una cura para el cáncer, para el sida o para otras enfermedades. Algunos ejemplos son las alemanas AlzChem, Boehringer Ingelheim Pharma KG, Rütgers Organics, Midas Pharmachemie, la norteamerican Biovectra y la china Huazhong Pharmaceutical.

Estas y otras empresas están examinando los remedios tradicionales a base de plantas medicinales en su búsqueda de nuevos principios activos terapéuticos. Este interés ayuda a que se reconozca la eficacia de los tratamientos naturales, pero también es origen de problemas como la biopiratería, es decir, el intento de explotar comercialmente lo que la naturaleza ofrece gratis y sin reconocer los derechos culturales de los pueblos indígenas.

Por otra parte, que en la natureleza, en especial en los bosques tropicales, pueda encontrarse la curación de enfermedades que hasta ahora no tienen un tratamiento eficaz es un argumento más para proteger las especies amenazadas por la explotación comercial, la desertificación, la urbanización y el cambio climático.

  • La mitad de los medicamentos todavía procede de la naturaleza

Las sustancias naturales, especialmente las procedentes de las plantas, han sido durante siglos la principal fuente de remedios curativos. El 50% de los medicamentos actuales tuvo su origen en productos naturales y las plantas continúan siendo la principal fuente de nuevos medicamentos.La mitad de la sesentena de drogas anticancerígenas desarrolladas en la última década por el National Cancer Institute de Estados Unidos son productos naturales, derivados o sustancias sintéticas basadas en una estructura natural.

El interés de la gran industria farmacéutica en la investigación sobre productos naturales había decaído en las últimos décadas debido al desarrollo de nuevos procedimientos de laboratorio como la química combinatoria, que permite la síntesis de infinidad de nuevos compuestos artificiales. Pero la eficacia de estos métodos no ha sido la esperada. Se ha demostrado que mediante síntesis química no se consiguen estructuras moleculares tan complejas y eficaces como las naturales.

  • La selva es una reserva de remedios

Todo ha llevado a que algunas industrias recuperen el interés por estudiar los ecosistemas más ricos del planeta. Según Michael Balick, director del Instituto de Botánica Económica del Jardín Botánico de Nueva York, hay por los menos 300 nuevos principios activos esperando a que sean descubiertos y se encuentran en las selvas tropicales.

Este especialista calculó la cifra relacionando las plantas que existen (unas 250.000 especies vegetales) y las que se han estudiado (un 1%, unas 2.500). La naturaleza es todavía una enorme reserva de agentes curativos.

Se cree que la región amazónica posee entre el 30 y el 50 por ciento de la diversidad biológica de la tierra, y los sanadores tradicionales indígenas de la región acumulan siglos de conocimientos acerca de los recursos medicinales naturales de la región.

  • La selva amazónica ya ha contribuido con decenas de sustancias a la medicina occidental.

Entre las más conocidas están el curare, un componente fundamental de los anestésicos modernos, y la quinina, el principal remedio para tratar la malaria. Otros ejemplos más recientes de las decenas de contribuciones amazónicas son hierbas como la chanca piedra, que los indígenas usan para “limpiar los conductos internos del cuerpo” y para “destruir las piedras del riñón”, que es la base de remedios diuréticos, y la manaca, que tiene propiedades antiinflamatorias y se utiliza para tratar problemas del sistema endocrino.

  • En compañía de chamanes

La investigación en la selva no la realizan los científicos en solitario. No sabrían por dónde empezar, por eso requieren la ayuda de los chamanes de pueblos que lleven asentados muchas generaciones en áreas de gran diversidad biológica.

El Instituto de Etnomedicina, un organismo sin ánimo de lucro en el que participan varias universidades norteamericanas y europeas, tiene como objetivo principal «investigar nuevas curas estudiando los patrones de salud y enfermedad de los pueblos indígenas». Este camino les ha llevado a descubrir dos nuevos fármacos para el tratamiento del Alzheimer y el Parkinson.

Ray Cooper, químico de la empresa californiana Shaman Pharmaceuticals, la primera que se dedica a trabajar exclusivamente con plantas para desarrollar fármacos, lo explica en su método de trabajo: “no recogemos plantas al azar; en lugar de eso, nos centramos en una enfermedad, recopilamos plantas que utilizan los curanderos tradicionales y las probamos en sistemas biológicos en nuestros laboratorios para confirmar lo que dicen los chamanes”.

Los investigadores saben que cualquier indígena puede identificar plantas con propiedades medicinales, pero sólo el sanador tradicional posee los conocimientos precisos sobre cuál es la mejor planta para tratar una enfermedad grave o poco común.

Las estadísticas indican que la información etnomédica puede incrementar en aproximadamente unas diez veces la probabilidad de éxito en la búsqueda de nuevos medicamentos.

Según Darrel Addison Posey, antropólogo y etnobotánico, que estudió los últimos 23 años de su vida, hasta 2001, el potencial curativo en la región de los indios Kayapo del Amazonas, los habitantes de cualquier poblado utilizan nada menos que entre 300 y 400 plantas medicinales distintas.

Leslie Taylor, en su libro Herbal Secrets of the Rainforest (Secretos herbarios de las selvas), aporta más datos sobre la importancia de los conocimientos tradicionales: en el sureste de Asia, los curanderos tradicionales utilizan unas 6.500 plantas distintas para tratar la malaria, las úlceras de estómago, la sífilis y otras patologías graves.

Texto parcial de la fuente: http://www.elcorreodelsol.com/