La leyenda de la Mentira y la Verdad

Cuenta la leyenda que un día la Mentira y la Verdad se encontraron en un río. Entonces, la Mentira le dijo a la Verdad:

-Buenos días, doña Verdad

Y la Verdad, que no se fiaba mucho de su nueva amiga, comprobó si realmente era un buen día. Miró al cielo azul sin nubes, escuchó cantar a los pájaros y llegó a la conclusión de que, efectivamente, era un buen día.

-Buenos días, doña Mentira.

-Hace mucho calor hoy, dijo la Mentira.

Y la verdad vio que tal y como decía la Mentira, era un día caluroso.

La Mentira entonces invitó a la Verdad a bañarse en el río. Se quitó la ropa, se metió al agua y dijo:

-Venga doña Verdad, que el agua está muy buena.

Por aquel momento la Verdad ya sí se fiaba de la Mentira, así que se quitó la ropa y se metió al río.

Pero entonces, la Mentira salió del agua y se vistió con la ropa de la Verdad mientras que la Verdad se negó a vestirse con la ropa de la Mentira, prefiriendo salir desnuda y caminar así por la calle.

Desde entonces mucha gente no dice nada al ver a la Mentira vestida con la ropa de la verdad, pero se horroriza al paso de la Verdad desnuda.

Reflexión

Vinculamos los buenos valores con la sinceridad, pues aquellas relaciones que se erigen sobre pilares de mentiras terminan pareciéndose a un castillo de naipes frágil. Capaz de destruir todo en su derrumbe. Sin embargo, a pesar de ser conocedores de este vínculo entre la verdad y su compleja asunción, buscamos constantemente darle la vuelta a la tortilla contando “medias verdades” o fingiendo realidades distintas a la verdadera. Es para pensar…