El secreto de las hormonas de la felicidad

Esas sustancias las produce el cerebro, y son las denominadas hormonas endógenas , ya que se producen en la corteza cerebro, y bien podrían llamarse «drogas de la felicidad».

Algunas de ellas son: La dopamina, que es la droga del amor y la ternura. La fenilananina, que genera entusiasmo y amor por la vida. La endorfina, que es un trasmisor de energía y equilibra las emociones, el sentimiento de plenitud y el de depresión. La epinefrina, que es un estímulo para el desafío de la realización de metas. Si hay abundancia de estas hormonas endógenas, hay inteligencia emocional e interpersonal. La persona se siente ubicada, sabe quién es, a dónde va, tiene el control sobre sus emociones, conoce sus habilidades y sus talentos, y se siente dueña de sí misma.

Entonces la felicidad no es algo vago e impreciso, ni una sensación nebulosa o inconcreta: es el efecto de un flujo correcto de sustancias químicas que proporcionan al ser humano su equilibrio físico y mental.

Así la felicidad se puede incrementar por medio de muchas actividades , todas productoras de estas «drogas» internas: Amar y disfrutar apasionadamente lo que hacemos. Tener relaciones con personas que nos motiven y enriquezcan nuestra fuerza vital. Tener una autoestima positiva y un sentido del valor personal. Trabajar y lograr pequeñas o grandes metas.

También descansar y dormir profundamente. Manejar adecuadamente el estrés. Hacer ejercicios regularmente: «mente sana en cuerpo sano». Recordar los momentos felices en nuestra vida, ya que en esos momentos la mente no distingue entre lo real y lo imaginario.

El secreto está dentro de nosotros.

Sentirnos felices es una cuestión de actitud hacia la vida, salvo que estés enfrentando un drama: las drogas de la felicidad no se consiguen en el exterior, sino que son creadas mediante una vida llena de amor, entrega, optimismo, ejercicio, satisfacción personal para el logro de metas propias, y devoción por lo que se hace.