Porto Santo, la Isla Dorada

Su extensa costa de playas de arena blanca y fina, su largo verano y sus muchas horas de sol al año hacen de Portugal el destino natural para las vacaciones.

Porto Santo es una pequeña isla del archipiélago portugués de Madeira

Es famosa por sus aguas cálidas, sus sitios de buceo y la larga playa de arena de Porto Santo. En la isla encontramos un refugio dorado y azul, un lugar donde todo sucede a un ritmo tranquilo, que invita a la relajación.

En pleno océano atlántico, con 11 km de largo y 6 km de ancho, hace tiempo que a Porto Santo se la conoce por el nombre de Isla Dorada, debido a su extensa y fantástica playa de 9 km de arena fina y sedosa bañada por aguas azul turquesa. El clima de Porto Santo, suave durante todo el año, y una temperatura del mar que oscila entre los 17 y los 22 ºC, hacen que esta isla nunca pierda su encanto, incluso en los meses de invierno.

La capital

En la capital, Vila Baleira, se encuentra la Casa Museo de Cristóbal Colón, antiguo hogar del explorador italiano donde actualmente se organizan exposiciones sobre la historia marítima. Cerca de la cima del pico de Ana Ferreira, el mirador Pedreira ofrece vistas panorámicas y cuenta con elevadas formaciones rocosas en columnas multicolor.

La isla fue descubierta en 1418 por João Gonçalves Zarco y Bartolomeu Perestrelo

A los que el rey Juan I de Portugal había ordenado descubrir nuevos territorios al oeste de África. El nombre de la isla de Porto Santo se deriva por las historias de su descubrimiento en alusión a una bahía protegida de las tempestades, interpretádose como la liberación divina de los marineros. Los primeros colonos portugueses llegaron en la década de 1420.

Pero la tarjeta de visita de Porto Santo es, sin duda, su playa

Con fama de contar con poderes curativos, las arenas y aguas son ricas en yodo, calcio y magnesio, lo que las hace muy beneficiosas para el tratamiento del reumatismo y de las dolencias óseas.

En el Centro de Talasoterapia, podemos someternos a un tratamiento antiestrés y ejercitar nuestro cuerpo con un paseo a pie hasta Ponta da Calheta. También podemos librarnos del estrés de forma más activa, practicando una de las diversas variedades de actividades al aire libre que ofrece la isla: paseos en barco, pesca deportiva, buceo, windsurf, kitesurf, esquí acuático, bicicleta de montaña o parapente. Los amantes del golf también pueden dar unos golpes en el Porto Santo Golfe, proyectado por el campeón español Severiano Ballesteros.

Pasear por la isla

Otra opción es pasear por la isla y descubrir la belleza de un paisaje formado gracias a sucesivas erupciones volcánicas desde uno de los diferentes miradores: el de Portela, con los molinos de viento circundantes, el de Pedreira en el pico Ana Ferreira y, en el extremo oeste de la isla, el mirador de las flores, que ofrece vistas de Madeira y de las islas Desertas.

No se pierda la subida a Pico do Facho, el punto más alto de la isla, con 517 metros, y a Pico do Castelo, desde donde se divisan los valles encajados y los islotes que parecen haber sido “sembrados” alrededor.

Si viaja con niños, puede visitar Quinta das Palmeiras y disfrutar de un mini-zoo y mini-jardín botánico o, también, ver Fonte da Areia y la erosión causada por el agua en las rocas. Para recobrar fuerzas, nada mejor que un picnic en Morenos y, después, le sugerimos un chapuzón en las aguas cristalinas de la pequeña ensenada de Zimbralinho, que toda la familia disfrutará.

Para terminar el día, mientras bebemos un zumo de frutas o una poncha (licor típico) en una de las diversas terrazas junto a la playa, nos dejamos embelesar por el sonido mágico de las olas y, al caer la noche, a la hora del crepúsculo, contemplamos una puesta de sol indescriptible.

Como llegar

  • En la isla hay un aeropuerto internacional situado a unos 2 km de Vila Baleira.
  • El aeropuerto de Porto Santo es el primer aeropuerto construido en el archipiélago de Madeira, en 1959, y tiene una sola terminal. Su código IATA es PXO.
  • También cuenta con un pequeño puerto, llamado puerto de Abrigo, desde donde hay ferries diarios que conectan con Funchal.