Perdonar no es olvidar

Es apaciguar la ira interior que queda tras el daño recibido.

Al eliminar la sed de venganza podemos restablecer el equilibrio moral y la justicia con el que nos lastimó y encontrar nuestra paz interior.

Es habitual escuchar historias de personas que viven esperando a que alguien les pida perdón en el trabajo.

También puede que ya hayan asumido que eso nunca ocurrirá, y aun así mantienen ese sentimiento dentro de ellos.

Lo que a menudo se olvida o se ignora es que el verdadero perdón nunca vendrá de fuera, sino que ha de nacer de uno mismo.

Quedarse anclado a ese dolor y rememorarlo con frecuencia no nos ayuda a sanar, sino todo lo contrario: mantiene la herida abierta.

No siempre es necesario perdonar por el otro, pero si es un sentimiento necesario que nos alivia la vida.

Nunca ignores que, perdonar no es olvidar.