Cuando lo positivo es tomar conciencia: “ todas las guerras, la guerra”

Hace meses escribí un articulo que logró cierta repercusión en diferentes medios, lo titulaba “ La responsabilidad se alimenta de valores humanos” y hacia mención a la crisis producida por el Covid-19 , y como nos demostraba,  que circulamos por la vida con mayor fragilidad y en una cierta soledad existencial. Hoy los conflictos armados siguen causando muerte, desplazamiento y sufrimiento en gran escala .

Actualmente , y a parte de la invasión Rusa a Ucrania, tienen lugar numerosos conflictos armados en todo el mundo, incluidos los que implican a partes beligerantes dentro de un solo Estado (conflictos armados no internacionales) y los que implican a fuerzas armadas de dos o más Estados (conflictos armados internacionales).

Estos conflictos han perjudicado a millones de personas de muchas formas, entre ellas causando la muerte de civiles y exponiendo a quienes logran sobrevivir a mutilaciones, torturas, violaciones, desaparición forzada y otros abusos graves.

Oxfam Intermón advierte

La organización Oxfam Intermón advierte que la dependencia de las importaciones de Rusia hace que la actual crisis en Europa pueda extenderse a Siria, exacerbando la escasez de alimentos y haciendo que su precio se dispare. El precio de los alimentos en Siria se ha duplicado en el último año. Oxfam ha entrevistado a 300 personas en zonas del país controladas por el Gobierno.

Cerca del 90% declara que solo puede permitirse comer pan, arroz y, ocasionalmente, algunas verduras. Tras diez años de conflicto, la onda expansiva de la COVID-19, la crisis bancaria libanesa y la crisis ucraniana, están teniendo graves repercusiones en la tambaleante economía, interrumpiendo las importaciones de alimentos y combustible y haciendo que la libra siria se desplome a una velocidad vertiginosa.

“La población”, explica Moutaz Adham, director de Oxfam en Siria, “está al borde del abismo por el colapso de la economía. En los alrededores de Damasco, la gente hace cola durante horas para conseguir pan subvencionado en las panaderías estatales, mientras que niños y niñas rebuscan restos de comida.”

“Los esfuerzos por poner comida en la mesa”, continúa Adham, “ hacen que muchas familias recurran a medidas extremas: endeudarse para comprar alimentos, sacar a los niños y niñas de la escuela para que trabajen y reducir el número de comidas diarias. Casar a las hijas jóvenes es otra forma negativa de hacer frente a la situación, ya que es una boca menos que alimentar. Todo ello en un contexto en el que el 9 de cada 10 personas viven en la pobreza, la tasa de desempleo es del 60 por ciento y el salario mínimo mensual en el sector público es de aproximadamente 26 dólares estadounidenses”.

“Siria depende en gran medida de Rusia para importar trigo”, añade el director de Oxfam en Siria. “A raíz de la crisis de Ucrania, el Gobierno sirio ha empezado a racionar las reservas de alimentos, incluidos el trigo, el azúcar, el aceite y el arroz, por temor a la escasez y al aumento de los precios, y esto podría ser solo el principio.”

“ No tiene sentido que pensemos en el mañana, si ni siquiera podemos saber qué poner en nuestra mesa hoy para alimentar a nuestras familias”, explica Hala, de la localidad de Deir-ez-Zor. “Trabajo 13 horas al día para alimentar a mi familia”, cuenta por su parte Majed, de la zona rural cercana a Damasco, “pero no parece ser suficiente. A veces me gustaría que el día tuviera más de 24 horas para poder trabajar más. Estoy agotado y no sé cómo voy a sobrevivir a esta dura vida con mi familia”. “Un salario medio sólo cubre la mitad de los gastos básicos”, añade por último Moutaz Adham.

Tras once años de crisis en Siria, el dolor y el sufrimiento no hacen más que aumentar. Los gobiernos deben centrarse en financiar programas de recuperación y protección social, al mismo tiempo que los programas urgentes de respuesta frente al hambre para salvar vidas.

 

Autor:

Omar Romano Sforza