La memoria es la encargada de captar, grabar, guardar, borrar y evocar…

Una memoria que no borra tiene un gran problema. Aunque no es muy frecuente, las personas que se acuerdan de todo, de lo importante y de lo que no lo es, confiesan que su vida es muy dura. Tienen problemas de autoestima y también en sus relaciones.

Recordar aquello tan terrible que nos sucedió, lo mal que se portaron con nosotros, etc. trae de vuelta a nuestra cabeza aquellas emociones de malestar, culpa, vergüenza, rencor, que nos vuelven a hacer daño de nuevo una y otra vez, no es productivo para la salud mental.

Las personas que se focalizan demasiado en el pasado, corren el peligro de caer sumidas en una gran tristeza o depresión, presas de sus desgracias e inmóviles ante un presente-futuro nada prometedor.

Es importante saber que para superar el pasado, en primer lugar debemos asumir que no va a cambiar, que debemos aceptar las cosas tal y como fueron y dejarla estar.

Resulta fácil decirlo, sí, pero pasar página es imprescindible, borrar y olvidar es un componente fundamental de la memoria. El olvido es una función fundamental de la memoria.