Cómo elegir un probiótico

 

por Adriana Duelo

Tipos de probióticos

Para poder escoger bien entre todos los tipos de probióticos que existen en el mercado antes debemos definir lo que son, cómo nos ayudan y diferenciarlos de los prebióticos. Es fácil confundir los dos términos por su similitud gramatical, pero en realidad son conceptos distintos.

Los probióticos son microorganismos vivos no patógenos que, administrados en una dosis adecuada, refuerzan nuestra salud, tanto a nivel digestivo como inmunitario. Cada tipo de probiótico tiene una propiedad distinta, por eso la importancia de conocer un poco más cada uno de ellos. Estas bacterias o levaduras pueden ser consumidas a través de alimentos, como los lácteos u otros productos fermentados y alimentos fortificados con probióticos, o a través de preparaciones farmacéuticas si nos encontramos ante una situación donde las necesidades son más elevadas. (1)

Por otro lado, encontramos los prebióticos. A diferencia de los anteriores no son organismos vivos, sino ingredientes no digeribles de los alimentos, normalmente fibras, que afectan positivamente en la estimulación del crecimiento de bacterias en el colon y en la absorción de ciertos minerales en dosis adecuadas. (2)

Después de comparar estos dos tipos de alimentos funcionales necesitamos conocer cómo se elige el mejor probiótico para cada situación. Los probióticos se diferencian de acuerdo con:

  • el género,
  • la especie, y
  • la cepa.
  • Un probiótico de buena calidad, saludable y terapéutico debe ser capaz de resistir un ambiente hostil en nuestro organismo.

Los géneros más utilizados pertenecen a las bacterias ácido lácticas (BAL), como los Lactobacillus, Bifidobacterium Streptococcus, pero la levadura Saccharomyces cerevisiae y otras también son utilizadas como probióticos. (3)

Características de los probióticos

Antes de elegir un suplemento probiótico debemos asegurarnos que es seguro y saludable. A continuación se detallan algunas claves para garantizar la calidad y el efecto terapéutico del probiótico. Éste debe:

  • Deben tener seguridad biológica, es decir ser seguros e inocuos bajo cualquier circunstancia para el ser humano.
  • Contener organismos resistentes a la degradación de los ácidos del estómago, la bilis y enzimas para sobrevivir a lo largo de todo el tránsito gastrointestinal.
  • Ser capaz de adherirse al epitelio intestinal.
  • Ser capaz de colonizar y crecer en el tracto gastrointestinal.
  • Ser capaz de inhibir el crecimiento de organismos bacterianos patógenos.
  • Dependiendo del probiótico, guardarse y transportarse bajo refrigeración para protegerlo contra una pérdida de eficacia. (1)

Estudios han demostrado que diferentes cepas de probióticos ofrecen distintos beneficios para la salud humana. Se han descrito algunos para evitar la diarrea vinculada al consumo de antibióticos, para tratar enfermedades inflamatorias intestinales o vaginales, alteraciones en la inmunidad, incluso para prevenir la dermatitis atópica o tratar el eczema atópico, la artritis reumatoide, la cirrosis hepática o para bajar el colesterol. Aunque en general, la evidencia clínica más consolidada a favor de los probióticos está relacionada con su uso en mejorar la salud del intestino y estimular la función inmunitaria. (3)

El intestino es el órgano relacionado con la función inmunológica más importante del organismo. Los probióticos hacen un efecto en las bacterias intestinales aumentando el número de bacterias beneficiosas y disminuyendo la población de microorganismos potencialmente patógenos. A nivel intestinal los probióticos digieren los alimentos y compiten con los patógenos de los nutrientes, modifican las condiciones del medio para crear un ambiente desfavorable para los patógenos, aumentan la función de la barrera intestinal y modifican las toxinas de origen patógeno. (3)

Cepas probióticas

Probióticos y sistema inmune

Si lo que se busca es un soporte para el sistema inmunitario será importante tener en cuenta algunas de las siguientes cepas de probióticos:

  1. Bifidobacterium Lactis (HN019): esta cepa ayuda a modular algunos aspectos del sistema inmune en adultos. (4)
  2. Bifidobacterium Lactis (Bb-12): Restaura la flora intestinal en los niños, alivia y disminuye las flatulencias, diarrea y estreñimiento. Además aumenta la respuesta inmune en niños. (5)Un estudio a doble ciego ha demostrado que su administración en madres embarazadas junto con el Lactobacillus Rhamnosus (GG) mejora el desarrollo del feto. (6)
  3. Lactobacillus acidophilus (NCFM): mantiene y restaura la salud de la microflora en el sistema digestivo, de la flora vaginal y da soporte al sistema inmune, inhibiendo diferentes bacterias patogénicas. (7)
  4. Lactobacillus reuteri: presente en la leche materna, esta cepa protege al huésped de infecciones mediante el sistema inmune.
  5. Lactobacillus Rhamnosus(GG): disminuye la incidencia de infecciones gastrointestinales, respiratorias y también diarrea asociada al consumo de antibioticos. (8) También se ha visto que reduce la incidencia en niños a desarrollar eccemas y en niños con condiciones atópicas incluyendo rinitis y alergia alimentaria. (7)
  6. Lactobacillus Plantarum (CECT7315 y CECT7316): tienen un efecto inmunoestimulador que ayuda a prevenir infecciones y contribuyen a una mejor evolución clínica. (12)Además, mejoran la respuesta a la vacuna contra la gripe en ancianos. (13)

Probióticos y sistema digestivo

Si lo que se busca es un soporte para el sistema digestivo será importante tener en cuenta algunas de las siguientes cepas de probióticos:

  1. Lactobacillus Rhamnosus (GG): se ha demostrado que sirve para reducir la severidad y duración de la diarrea infecciosa aguda en niños. Así como para la prevención de la diarrea en adulto y en pediatría. (7,9) También se ha visto que reduce el dolor asociado a los síntomas del intestino irritable en niños. (10)
  2. Bifidobacterium Lactis (Bl-04) y Lactobacillus paracasei(Lpc-37): en un estudio junto con 2 cepas más demostraron que restauraban la flora intestinal durante y después del tratamiento con antibióticos. (11)
  3. Lactobacillus casei (DN-114001): se utilizan en leche fermentada junto a otros probióticos como terapia adyuvante a la erradicación del Pylori(7)
  4. Saccharomyces cerevisiae (Boulardii): se trata de un hongo que inhibe el crecimiento de bacterias patógenas y también para la diarrea asociada a los antibióticos, tanto en adultos como en niños.(7)
  5. Lactobacillus Plantarum (299v): además de su actividad antioxidante ayuda a mantener la permeabilidad intestinal, es decir, la barrera para la absorción de nutrientes. También ayuda en el tratamiento para el Síndrome del intestino irritable, reduce la sensación de hinchazón, flatulencias, diarrea o estreñimiento y alivia el dolor e inflamación gastrointestinal.(7)
  6. Bifidobacterium infantis (35624): pueden mejorar el dolor y aliviar algunos síntomas del síndrome del intestino irritable. También previene la enterocolitis y además pertenece al grupo de bacterias que producen vitaminas del grupo B y enzimas digestivas. (7)

No es posible establecer una dosis general para los probióticos, la dosificación debe ser individual para cada producto y también se tendrá en cuenta si se trata de un paciente adulto o niño. Los productos comercializados deben indicar una dosis recomendada, que debería basarse en función del efecto fisiológico.

Por lo tanto, después de ver algunos de los muchos probióticos que existen, es importante recalcar que no todos los probióticos son iguales o ofrecen la misma acción terapéutica. Su pauta debería estar siempre recomendada por un profesional de la salud y siempre como complemento de una dieta equilibrada.

Fuente: https://www.lactoflora.es/como-elegir-un-probiotico/