Cuento corto: “el falso maestro “

Era un renombrado maestro; uno de esos maestros que corren tras la fama y gustan de acumular más y más discípulos. En un gran salón , reunió a varios cientos de discípulos y seguidores. Se irguió sobre sí mismo, impostó la voz y dijo:

Amados míos, escuchen la voz del que sabe.

Se hizo un gran silencio. Hubiera podido escucharse el vuelo precipitado de un mosquito.

Nunca deben relacionarse con la mujer de otro; nunca. Tampoco deben jamás beber alcohol, ni alimentarse con carne.

Uno de los asistentes se atrevió a preguntar:

–El otro día, ¿no eras tú el que estabas abrazado a la esposa de Jai?

Sí, yo era –repuso el maestro.

Entonces, otro oyente preguntó:

–¿No te vi a ti el otro anochecer bebiendo en la taberna?

Ése era yo –contestó el maestro.

Un tercer hombre interrogó al maestro:

–¿No eras tú el que el otro día comías carne en el mercado?

Efectivamente –afirmó el maestro. En ese momento todos los asistentes se sintieron indignados y comenzaron a protestar.

–Entonces, ¿por qué nos pides a nosotros que no hagamos lo que tú haces?

Y el falso maestro repuso:

Porque yo enseño, pero no practico.

 

Moraleja:

Dijo Stephen Covey: “Tus actos siempre hablan más alto y claro que tus palabras.” Porque los hechos son la forma de concretar lo que se dice y porque decir una cosa y luego hacer otra es auto-descalificarte. Si no interiorizas verdaderamente lo que expresas, jamás será una realidad y serás solo un “mal ejemplo”.