“ El orgullo es un albañil especializado en la construcción de murallas que cuanto más nos protegen, más a la defensiva nos hacen vivir “ Irene Orce

La gran mayoría estamos convencidos de que nuestra forma de ver la vida es la forma real de ver la vida. Y que quienes ven las cosas diferentes que nosotros están equivocados.
De hecho, tenemos tendencia a rodearnos de personas que piensan exactamente como nosotros, considerando que estas son las únicas “cuerdas y sensatas”.

La humildad es una cualidad humana independiente de la posición económica o social. Es importante decir que una persona humilde no está por encima ni por debajo de nadie.

Como personas de bien debemos enseñar con los actos, que todos somos iguales y toda existencia humana tiene el mismo grado de dignidad.

De allí, la importancia de lo que es el valor de la humildad; por ninguna razón, debemos humillar ni dejarnos humillar, pues esto no supone una renuncia a la dignidad como seres humanos. Dichos valores humanos, por ende, implican saber reconocer nuestros errores ante los demás, lo que constituye un acto de humildad.

Esas cualidades positivas hacen que, en definitiva, una persona actúe siempre con humildad, sin complejos de superioridad, como por ejemplo: Aquella persona que actúa con humildad no se vanagloria de sus acciones, más bien las rechaza junto a la ostentosidad, arrogancia y orgullo. En ese sentido, trabaja en función a la modestia y a la mesura.