La corrupción nos roba la esperanza y el futúro

La palabra corrupción viene del latín – com, que significa «con, juntos,» y rumpere, que significa «romper». La corrupción rompe la honradez, la buena reputación y quita la esperanza de las personas.

«Las sociedades no deben apoyar este flagelo», dice Stuart Gilman, jefe de la Dependencia de Lucha contra la Corrupción de la ONUDD. «Privan a sus hijos no solo de la comida, sino también de la educación y la atención sanitaria. Los condenan a una pesadilla continua.»

La corrupción, es un azote, que abarca a funcionarios públicos, hombres de negocios y particulares, que cometen actos ilícitos. Ejemplos escandalosos son los funcionarios públicos que roban miles de millones de dólares de las arcas de sus países, casi siempre utilizan testaferros o sociedades irregulares en paraísos fiscales.

En muchos países la corrupción se asume como parte de la vida diaria

Y del desarrollo normal de las instituciones y empresas, produciéndose una amplia tolerancia social hacia una cultura de la ilegalidad generalizada o reducida a grupos sociales que consideran que «la ley no cuenta para ellos»; creencia, que termina formando parte de la cultura de un país en la que se resta importancia al fenómeno.

La gente corrupta rara vez, actúa con disimulo, todo lo contrario, les encanta mostrar su poder, también en el uso de ropa de marca, relojes de oro, aviones privados o fortunas enormes que, a un ciudadano de a pie trabajador le resulta inimaginable lograr.

Servirse de un cargo público para enriquecimiento personal resulta no ya inmoral, sino criminal y abominable, pero también hay que saber que, quien vota a los corruptos los legitima, los justifica y es tan responsable como ellos.

Dijo Ludwig von Mises “El culto del Estado es el culto de la fuerza. No hay amenaza más peligrosa para la civilización que un gobierno de incompetentes, corruptos u hombres viles. Los peores males que la humanidad haya tenido que soportar fueron infligidos por los malos gobiernos.”