¿Qué nos hace educados?

Hace unos días, durante un vuelo entre países de la Unión Europea, me encontré con una situación que me llevó a reflexionar sobre qué es lo que realmente nos hace educados como individuos. Sentado a mi lado, había un joven con apariencia de ejecutivo, totalmente absorto en su teléfono móvil y sus auriculares inalámbricos. Parecía estar sumergido en su propio mundo, ajeno a lo que ocurría a su alrededor. Sin embargo, lo que me preocupó es que él estaba ubicado en la fila de asientos que daba acceso a la salida de emergencia.

Como es de rigor en cualquier vuelo, el asistente de vuelo nos proporcionó las instrucciones de seguridad, en caso de algún imprevisto durante el trayecto. Una de estas recomendaciones era clara: no utilizar auriculares, ya que en una situación de emergencia, la capacidad de escuchar las indicaciones podría ser crucial para nuestra seguridad. Sin embargo, este joven pasajero pareció ignorar por completo esta importante advertencia.

A lo largo de las pocas horas de vuelo, cada vez que un miembro de la tripulación pasaba por nuestro pasillo, se le solicitaba amablemente que se quitara los auriculares, y él obedecía por un breve momento. No obstante, pasados unos minutos, los auriculares volvían a su lugar, sumiéndolo nuevamente en su propio mundo virtual. Esta actitud poco generosa y solidaria hacia la seguridad de los demás y la suya propia, me llevó a cuestionar qué es lo que realmente define a una persona educada.

La educación, como concepto, abarca mucho más que simplemente la adquisición de conocimientos académicos. Se trata de un conjunto de valores, normas sociales y habilidades que contribuyen a formar individuos responsables y respetuosos con su entorno. La educación nos debería inculcar la empatía y el sentido de cuidado hacia los demás, especialmente en situaciones donde la seguridad está en juego.

Es posible que la actitud de este joven pasajero refleje una carencia en su educación respecto a la importancia de cumplir con las normas y las indicaciones de seguridad establecidas. La educación debe enseñarnos a ser conscientes de nuestras acciones y cómo estas pueden afectar a los demás. Además, debería fomentar el respeto hacia las personas que nos rodean y hacia las reglas que se implementan para el bienestar común.

Es importante reconocer que la actitud mostrada por esta persona en el avión no es representativa de todos los pasajeros ni de la sociedad en su conjunto. Existen muchas personas educadas que se preocupan por la seguridad de todos y están dispuestas a seguir las indicaciones para garantizar el bienestar colectivo. Sin embargo, situaciones como esta nos invitan a reflexionar sobre cómo podemos mejorar como sociedad y como individuos, para que la educación, en su sentido más amplio, nos ayude a ser más conscientes y responsables en todas las facetas de la vida.