El maravilloso encuentro con los orígenes

Imagina un viaje a Italia que te transporta a un mundo donde la naturaleza se fusiona con la historia, un lugar donde las raíces italianas cobran vida de manera apasionante, a menos de 100 kilómetros al sur de Roma, en los pintorescos «paese» de montaña, descubrí una conexión profunda con mis orígenes italianos.

La historia de estos lugares es una narrativa que resuena en el alma de muchos emigrantes ítalo-españoles que escaparon de la hambruna y la guerra en Europa, en busca de una vida mejor en América del Norte y del Sur. Estos valientes pioneros dieron vida a generaciones que honraron las enseñanzas heredadas de la cultura del trabajo, con valores fundamentales como la honestidad, la importancia de la familia y el cultivo de la tierra como medio de sustento para asegurar su propia alimentación.

Recuerdo la vitalidad en sus vidas, la actividad física diaria que consistía en trabajar la tierra bajo el sol radiante o subir y bajar escaleras, una rutina que, en la actualidad, la ciencia moderna reconoce como «zonas azules “y la longevidad. Pero lo que más me marcó fueron los amigos y conocidos, su constante preocupación por los demás, la manifestación de ayuda mutua que siempre te acompaña y te hace sentir que nunca estás solo.

Ahora, permítanme llevarnos a un viaje breve a través de la historia de lugares como Monte Cassino, las grutas de Pastena, Castro dei Volsci, Ceccano, Pofi y Frosinone. Estos son tesoros de la historia italiana que resplandecen con un esplendor único. Monte Cassino, con su abadía histórica, lleva consigo el peso de la Segunda Guerra Mundial y la resiliencia del monasterio reconstruido.

Las grutas de Pastena, con sus formaciones de estalactitas y estalagmitas, te sumergen en un mundo subterráneo mágico, donde la naturaleza ha esculpido un arte de otro mundo. Castro dei Volsci, un pueblo medieval enclavado en las montañas es un recordatorio del encanto rústico de Italia que perdura a lo largo de los siglos.

Ceccano, Pofi y Frosinone son tesoros escondidos con calles adoquinadas y arquitectura que te transportan en el tiempo. Y los paisajes, ¡oh, los paisajes! Las montañas onduladas, con sus viñedos y olivares, ofrecen un telón de fondo inigualable, que, a pesar de ser menos promocionado que la Toscana, es igual de impresionante.

Pero no te limites solo a la tierra firme, porque muy cerca se encuentra el mar Mediterráneo, con localidades como Sperlonga y Terracina, que te regalan vistas espectaculares y las huellas de la antigua Roma en sus ruinas.

La Iglesia Católica desempeña un papel fundamental también en estos lugares. No solo es un lugar de culto, sino también un centro de cohesión social y apoyo comunitario. La presencia de la iglesia en estas comunidades proporciona un sentido de identidad, tradición y valores compartidos. Además, a menudo actúa como un punto de encuentro para los habitantes, fortaleciendo los lazos entre ellos. La Iglesia también desempeña un papel activo en la caridad, brindando asistencia a los necesitados y promoviendo una cultura de solidaridad.

Este viaje me permitió revivir sentimientos y tradiciones que creía perdidos en el torbellino de la vida moderna. Italia, con su riqueza histórica y natural, me recordó que volver a la naturaleza es un regreso a nuestras raíces, una búsqueda de la autenticidad y la conexión con lo que realmente importa. Así que, si alguna vez tienes la oportunidad de explorar esta tierra, déjate cautivar por la belleza, la historia y la esencia de Italia. Te aseguro que experimentarás un viaje inolvidable que cambiará tu vida para siempre.

Hoy quiero expresar mi más profundo agradecimiento a todas las personas que han tocado mi vida de una manera especial: Lucilla, Piero, Silvia, Paolita, Giuliano, Elena, Delia, Caetano, Nicola, Pascualino, Virginia, Antonella, Diego, Marianna, Tiziana., Humberto. Su presencia en mi vida es un regalo inestimable que atesoro con gratitud.

Pero también quiero recordar con cariño a aquellos que, aunque ya no están esencialmente a mi lado, siguen vivos en mi corazón. Guglielmo, Mamá Ángela, Renata, Tonino, Ernesto y Giulio dejaron una huella imborrable en mi existencia. Sus recuerdos siguen brillando como estrellas en mi cielo. Hoy, mi corazón late con emoción y gratitud por cada uno de ustedes, tanto los que están aquí conmigo como los que se han ido.

¡Brindo porque nos volvamos a encontrar todos muy pronto.!