Enamoramiento o amor

La proyección en nuestras vidas es un tema que toca fibras profundas en el ser humano, y lo digo como alguien que ha vivido en carne propia esta compleja danza de ilusiones y deseos. Cuando entramos en una nueva relación, estamos esencialmente bailando en la penumbra de la incertidumbre, porque lo que vemos en el otro es solo la superficie del iceberg.

En la etapa inicial del enamoramiento, nos encontramos en un mundo de ensueño, donde el otro se convierte en un reflejo de nuestras más profundas aspiraciones y anhelos. Es como si creáramos una obra maestra en la que el lienzo es la percepción que tenemos de esa persona, y cada pincelada representa una virtud que deseamos ver en nosotros mismos.

A medida que avanzamos en la relación, podemos descubrir que ese retrato idealizado se desvanece poco a poco, como un cuadro al que la realidad le añade sus matices y sombras. El enamoramiento, en su esencia, es un viaje hacia la creación de un mito personal, una mitología que nos permite escapar de la fría realidad y encontrar refugio en un mundo de ilusiones compartidas.

Sin embargo, en lo más profundo de nuestro ser, se esconden las huellas de necesidades emocionales y afectivas no satisfechas en el pasado, heridas de la infancia que, de alguna manera, han dado forma a nuestras relaciones actuales.

La proyección se convierte en el espejo mágico en el que vemos lo que deseamos ver. Atribuimos al otro nuestras virtudes y defectos, porque a través de esta lente, podemos evitar enfrentar nuestras propias inseguridades y carencias. Pero con el tiempo, cuando las sombras del mito se desvanecen, nos encontramos cara a cara con la persona real, con todas sus imperfecciones y vulnerabilidades. Este es el momento en el que la verdadera labor del amor comienza.

Aprender a amar a alguien por lo que realmente es, más allá de nuestras proyecciones y expectativas, es un desafío que nos lleva a un nivel más profundo de conexión emocional. Es un viaje hacia la aceptación, donde reconocemos que todos somos seres humanos con heridas y cicatrices, pero también con la capacidad de crecer y sanar juntos.

Hay finales felices, pero no siempre

La proyección en nuestras vidas puede ser un obstáculo, pero también una oportunidad para el crecimiento y la comprensión mutua. Es un recordatorio de que, en última instancia, el amor verdadero va más allá de las ilusiones y los deseos, abrazando la realidad de la otra persona, con todos sus misterios y belleza.

En mi experiencia, pienso que el enamoramiento es una etapa inicial y pasional de una relación, caracterizada por la atracción intensa y la pasión. El amor, en cambio, es una emoción más profunda y duradera que implica compromiso, cuidado, apoyo y conexión emocional a largo plazo. El enamoramiento puede evolucionar hacia el amor a medida que una relación madura, pero no siempre. En algunos casos, el enamoramiento puede desvanecerse con el tiempo o puede haber incompatibilidades irreparables que impidan que una relación se convierta en amor. No todas las relaciones de enamoramiento resultan en amor duradero.