“Pequeños milagros”

La felicidad humana no se forja a partir de caprichosas ráfagas de suerte que apenas nos visitan en raras ocasiones.

En lugar de depender de esas ocasionales ráfagas de buena fortuna, debemos reconocer que la verdadera dicha se construye a partir de los pequeños milagros que suceden cada día.

Estos pequeños milagros pueden ser tan simples como el calor del sol acariciando tu piel en una mañana radiante, una sonrisa amable de un desconocido, o el abrazo reconfortante de un ser querido al final del día.

Cada uno de estos momentos cotidianos infunde el alma con una chispa de gozo constante.

Son como pequeñas luces que iluminan nuestro camino, recordándonos que la verdadera riqueza de la vida reside en las experiencias diarias.

Si aprendemos a apreciar estos pequeños milagros,descubriremos que la felicidad no es un destino distante, sino un compañero constante en nuestro viaje.

La dicha humana, en última instancia, se construye con gratitud por lo que tenemos en cada momento y con la capacidad de encontrar alegría en las pequeñas maravillas que nos rodean todos los días.