Cuentos cortos para adultos:” Los recuerdos y la nostalgia”

Había una vez en un pequeño pueblo, un anciano sabio llamado Don Ferro, cuyos ojos brillaban con historias y recuerdos de tiempos pasados. Ferro vivía en una modesta cabaña al borde del bosque, donde cada noche se sentaba junto a la chimenea, rememorando los momentos más significativos de su vida.

Un día, un joven llamado Nicolás llegó al pueblo en busca de respuestas sobre el significado de la nostalgia. Intrigado por las arrugas que adornaban el rostro de Don Ferro, decidió pedirle consejo.

«Querido Nicolas «, dijo Don Ferro, con voz serena, «la nostalgia es como un viejo amigo que viene a visitarnos de vez en cuando. Nos lleva de vuelta a lugares que ya no existen, a momentos que solo viven en el rincón más profundo de nuestro corazón.»

Don Ferro invitó a Nicolás a sentarse junto a la chimenea y comenzó a contarle la historia de dos amigos inseparables, Clara y Mateo. Ambos crecieron juntos en el mismo pueblo, compartiendo risas, sueños y aventuras. Sin embargo, el destino los llevó por caminos diferentes, cuando llegó el momento de emprender sus propios viajes.

Años más tarde, Clara regresó al pueblo con una caja llena de fotografías y objetos que evocaban recuerdos de su infancia. Se sentía abrumada por la nostalgia, sumergiéndose en la melancolía de los días pasados. Mateo, por otro lado, regresó con una sonrisa en el rostro y un corazón lleno de gratitud. Había valorado cada experiencia, pero no se aferraba al pasado como Clara.

Don Ferro continuó: «Nicolás, la diferencia entre recuerdos y nostalgia radica en cómo los abrazamos. Los recuerdos son tesoros que atesoramos en nuestro corazón, mientras que la nostalgia puede convertirse en una prisión que nos impide disfrutar plenamente del presente.»

El anciano sabio concluyó su relato con una lección valiosa: «Aprecia los recuerdos, dales su lugar en tu corazón, pero no te dejes atrapar por la nostalgia. Vive cada momento como si fuera único, porque solo así podrás construir recuerdos que valgan la pena.»

Nicolás se despidió del sabio Don Ferro, con un profundo agradecimiento, llevándose consigo la sabiduría de la diferencia entre recuerdos y nostalgia. A medida que caminaba por el pueblo, prometió vivir su vida plenamente, honrando el pasado, pero sin permitir que la nostalgia oscureciera su presente.