Alimentación humana, desde los mitos y verdades, a las bondades de la Dieta Mediterránea

En el vasto mundo de la alimentación, se han tejido a lo largo del tiempo numerosos mitos que han influenciado las decisiones dietéticas de las personas. Estos mitos, a menudo carentes de evidencia científica sólida, pueden dar lugar a prácticas alimenticias poco saludables.

Sin embargo, entre las múltiples opciones dietéticas, destaca la Dieta Mediterránea como un modelo que ha resistido la prueba del tiempo y ha sido respaldado por investigaciones que destacan sus beneficios para la salud. En este contexto, es esencial explorar los mitos que rodean a la alimentación y comprender por qué la Dieta Mediterránea se ha erigido como un patrón alimenticio enriquecedor y sustentable.

  1. Es recomendable consumir la fruta fuera de las comidas para aprovechar al máximo sus beneficios nutricionales

Las calorías y vitaminas que aporta la fruta son constantes, ya sea que se consuma sola o acompañada de otros alimentos. Optar por disfrutar de una porción de fruta entre comidas presenta ventajas significativas, ya que evita la ingesta de alimentos con mayor contenido calórico, como dulces o snacks. Además, ayuda a llegar a la siguiente comida con una sensación de hambre reducida, al tiempo que contribuye con vitaminas y minerales esenciales para la salud.

  1. Consumo de agua, se aconseja ingerirla fuera de las comidas

La hidratación adecuada, fundamental para el bienestar general, se logra bebiendo de 1.5 a 2 litros de agua a lo largo del día, independientemente de si se consume durante o entre comidas. Satisfacer la sed durante las comidas es esencial no solo para la correcta hidratación, sino también para mejorar la percepción de los sabores de los alimentos. Cabe destacar que el agua no aporta calorías y, aunque no contribuye al aumento de peso, proporciona una sensación de plenitud.

  1. El huevo es perjudicial para el colesterol

Es importante abandonar la clasificación de alimentos como «buenos» o «malos». El huevo, a pesar de la presencia de colesterol en la yema, es un alimento completo y saludable, rico en proteínas, vitaminas y minerales. Su consumo es adecuado para todas las edades, y se destaca la importancia de llevar una dieta variada y mantener una actividad física regular.

  1. Tomar suplementos dietéticos y vitamínicos

Es cuestionable, excepto en circunstancias específicas, como el embarazo o condiciones médicas particulares, y siempre bajo la supervisión de un profesional de la salud. Una alimentación equilibrada y variada es suficiente para la mayoría de las personas, ya que los nutrientes interactúan de manera beneficiosa cuando se consumen a través de los alimentos, en lugar de depender exclusivamente de suplementos.

  1. Realizar actividad física permite comer y beber sin restricciones

Es un error. Aunque el ejercicio es esencial para la salud, una alimentación poco saludable puede contrarrestar sus beneficios. Comparar el consumo de una pieza de fruta con opciones menos saludables, como bollería industrial, destaca la importancia de elegir alimentos nutritivos para complementar la actividad física.

  1. Sobre las grasas

En cuanto a las grasas, se destaca que, en general, las grasas vegetales contienen ácidos grasos insaturados beneficiosos para la salud cardiovascular, mientras que las grasas animales tienden a ser más ricas en ácidos grasos saturados. Sin embargo, se menciona que existen excepciones, como las grasas saturadas de origen vegetal. Además, se subraya que el contenido calórico de las grasas es constante, independientemente de su origen.

  1. Sobre el pan

En el caso del pan, se enfatiza que es un alimento saludable en el contexto de una dieta equilibrada. Su presencia en la dieta mediterránea lo posiciona como un componente recomendado en comidas, cenas, desayunos y meriendas. La clave radica en controlar las porciones y elegir acompañamientos saludables.

  1. Alimentos congelados

Se desmiente el mito de que los alimentos congelados son menos nutritivos que los frescos. El proceso de congelación no afecta las propiedades nutricionales de los alimentos, y tanto pescados como carnes congeladas mantienen sus beneficios. Las verduras congeladas también conservan una proporción similar de vitaminas después de la cocción en comparación con las verduras frescas. En consecuencia, se enfatiza que no hay razón para evitar los alimentos congelados, ya que ofrecen una opción conveniente y saludable para mantener alimentos nutritivos a mano en todo momento.

  1. El mito que a los pollos se los cría con hormonas

El mito de que a los pollos se les cría con hormonas es bastante común, pero es importante aclarar que, en muchos países, incluidos Estados Unidos y la Unión Europea, está prohibido el uso de hormonas en la producción de pollos. En realidad, la mayoría de los pollos de engorde se crían sin el uso de hormonas de crecimiento. La cría moderna de pollos se centra en la selección genética, la nutrición balanceada y las condiciones de manejo para lograr un crecimiento más rápido y eficiente. Los avances en genética avícola han permitido desarrollar líneas de pollos que crecen rápidamente sin la necesidad de utilizar hormonas.

El mito de que a los pollos se les cría con hormonas no es cierto y la cría moderna de aves se basa en prácticas de manejo, nutrición y genética para garantizar la producción eficiente y segura de carne de pollo.

La dieta mediterránea

La dieta mediterránea se caracteriza por la abundancia de alimentos frescos y nutritivos, así como por la moderación en el consumo de ciertos ingredientes. A continuación, se destacan algunos de los alimentos clave que forman parte de la dieta mediterránea:

  • Aceite de oliva: Es la principal fuente de grasa en la dieta mediterránea y se prefiere el aceite de oliva virgen extra debido a su mayor contenido de antioxidantes.
  • Frutas y verduras: Consumo regular de una variedad de frutas y verduras frescas. Estas proporcionan vitaminas, minerales y antioxidantes esenciales para la salud.
  • Cereales integrales: Se prefieren los granos enteros, como la avena, la cebada y el trigo integral, en lugar de granos refinados.
  • Pescado: Principalmente pescado graso como el salmón, la trucha y el atún, ricos en ácidos grasos omega-3 beneficiosos para la salud cardiovascular.
  • Legumbres: Incluye alimentos como lentejas, garbanzos y frijoles, que son fuentes excelentes de proteínas vegetales, fibra y nutrientes.
  • Frutos secos y semillas: Almendras, nueces, pistachos y semillas como chía y lino se consumen en cantidades moderadas, proporcionando grasas saludables, proteínas y fibra.
  • Productos lácteos: Se prefiere el consumo de productos lácteos en forma de yogur y queso, con moderación.
  • Hierbas y especias: Se utilizan para sazonar alimentos en lugar de sal, agregando sabor sin aumentar la ingesta de sodio.
  • Ajo y cebolla: Se utilizan para dar sabor a los platos y también se les atribuyen propiedades saludables.
  • Vino tinto (opcional): En cantidades moderadas, el vino tinto se consume con las comidas y se asocia con beneficios para la salud cardiovascular.

Es importante destacar que la dieta mediterránea no se trata solo de los alimentos individuales, sino también de la forma en que se combinan y se disfrutan en el contexto de un estilo de vida activo y social. Además, la dieta se adapta a las preferencias y alimentos locales de las regiones mediterráneas, lo que puede dar lugar a variaciones específicas.