Vive porque la vida es hoy

Buscando sentido a la vida, nos perdemos en laberintos de preguntas sin respuesta. Nos aferramos a la idea de un propósito grandioso y, en esa búsqueda, nos olvidamos de vivir. Entonces, la muerte nos encuentra enredados en teorías, filosofías, y anhelos, sin haber saboreado la simplicidad del aquí y el ahora.

Con la mirada fija en horizontes lejanos, ignoramos el milagro cotidiano que se despliega ante nuestros ojos. Anhelamos lo inalcanzable, despreciando la belleza de lo cercano. La vida se nos escapa mientras soñamos con futuros inciertos, sin darnos cuenta de que la felicidad está al alcance de nuestras manos, hoy.

Esperando el mañana, desperdiciamos el presente. Vivimos en la anticipación, en la promesa de un tiempo mejor que nunca llega. Nos olvidamos de que el hoy es lo único que realmente poseemos, y en esa espera, dejamos escapar instantes irrepetibles.

Esperando lo mejor, dejamos ir lo bueno. En nuestra obsesión por alcanzar la perfección, desechamos las pequeñas alegrías que nos ofrece la vida. Nos convertimos en cazadores de quimeras, perdiendo la capacidad de apreciar lo que ya tenemos.

Buscando el placer, encontramos el dolor. Nos sumergimos en una vorágine de deseos insaciables, creyendo que la felicidad está en la satisfacción de cada anhelo. Pero en esa búsqueda desenfrenada, olvidamos que el verdadero placer reside en la paz interior y en la aceptación de nuestros límites.

Buscando la libertad, nos convertimos en esclavos. En nuestra ansia de ser libres, nos encadenamos a nuevas dependencias. La libertad verdadera no se encuentra en la ausencia de ataduras, sino en la capacidad de ser dueños de nuestro propio ser.

Buscando lo perdido, perdemos lo ganado. Nos afligimos por lo que se fue, sin valorar lo que hemos conquistado. Vivimos en el pasado, arrastrando nostalgias y arrepentimientos, sin darnos cuenta de que el presente nos ofrece nuevas oportunidades de crecimiento y aprendizaje.

Por eso, deja de buscar y empieza a vivir. Disfruta inmensamente cada minuto de la vida. No esperes grandes revelaciones ni logros extraordinarios. Encuentra la magia en lo cotidiano, la alegría en los pequeños gestos, y la paz en el simple acto de ser.