Storytelling :Sueña en grande, comparte tu pasión y cuenta tu historia

En tiempos primigenios, antes de que existieran corporaciones, logotipos o terapeutas, cuando solo había fogatas y seres humanos alrededor, ya ejercíamos el arte de relatar para transmitir valores, ideas o sueños.

Hoy en día, a esto se le llama storytelling.

Las historias nos envuelven, nos conmueven, nos hacen desarrollar una empatía profunda y habilidades sociales complejas. Además, permiten que el mensaje perdure, se comprenda mejor y nos impulse a la acción. Estos atributos son invaluables, ya sea en una entrevista laboral donde debemos presentar nuestra trayectoria y convencer de que somos el candidato perfecto, al aconsejar a un buen amigo o al liderar un equipo de trabajo.

El arte de contar historias es una herramienta poderosa.

Narrar es como contar un chiste. Para que funcione, es necesario tener claro cómo comienza y cómo termina. Es posible improvisar en el desarrollo, pero el inicio y el cierre deben estar bien definidos, listos para lograr el efecto deseado.

Debemos empezar a comunicarnos a través de historias.

Abandonar la simple exposición de hechos aburridos. No importa si los relatos son escritos o hablados, lo esencial es que sean auténticos. Que hablen de nosotros y, al hacerlo, nos hablen a nosotros mismos.

También es fundamental escuchar las historias de los demás.

Ya sea en persona, leyendo un libro, frente a la televisión o en una sesión de cine. Nutrirnos de buenas narraciones. De cuentos. De fábulas. Esforzarnos por estar cerca de buenos narradores y dejarnos llevar. Escuchar como cuando éramos niños. No solo con los oídos, sino con los ojos, con todo el cuerpo.

Además, es crucial que las empresas reconozcan el valor de sus propias historias.

Muchas poseen relatos maravillosos que quedan ocultos tras cifras y estrategias. Historias de fundadores visionarios, de luchas y triunfos, de pasiones y legados. Contarlas no solo humaniza a la empresa, sino que conecta profundamente con empleados, clientes y la comunidad. Desperdiciar estas narraciones es desaprovechar una de las herramientas más poderosas de conexión y persuasión que existen. Así, al calor de las palabras, recreamos la magia de las hogueras ancestrales, donde las historias tejían la esencia misma de nuestra humanidad.