«Diana, lo que dura un parpadeo»
Bogotá: primer acto
Se cruzaron en la ciudad de los cerros y la niebla. Ella, brillante como el sol que a veces se deja ver entre las nubes de Bogotá. Él, un espectador embelesado por su forma de estar en el mundo. Compartieron poco, apenas un parpadeo en la eternidad, pero suficiente para que él, la guardará en su memoria como se guarda una canción: por lo que hace sentir, no por su duración.
Décadas después
Pasaron los años, y el mundo cambió de rostro. Las plazas se mudaron a las pantallas, y los saludos se escriben más que se pronuncian. Él no la olvidó. La vio florecer desde lejos, como quien observa un jardín ajeno desde la ventana. Siguió sus pasos en las redes, silencioso, atento, sin interrumpir. Hasta que un día, como ocurre con las mareas, volvió el contacto.
Palabras y silencios
Ella habló. Mucho. Como quien necesita soltar lo que pesa. Él creyó notar una tristeza escondida, como una sombra detrás del telón. Pensó en su tía. Pensó en ella. Y le preguntó con torpeza de buen corazón: “¿Te pasa algo? ¿Puedo ayudarte?”. Pero las palabras, esas traidoras, se fueron por otro camino. Quizás dudó de su intención, quizás sintió distancia, quizás creyó que el tiempo les había robado el idioma común.
Nunca fue la intención
Él no quiso herir. Quiso decir que la admiraba, que la vida les había dado estaciones distintas, relojes con ritmos diferentes. Pero la emoción no siempre cabe en una frase, y a veces el cariño se disfraza de juicio. El tiempo le enseñó a decir más con menos, a preguntar antes de suponer. “¿Esto que vas a decir, cabe en dos minutos? Lo demás, ¿es ansiedad disfrazada de urgencia?”, se repite a veces. Tal vez está equivocado. Tal vez no.
Siguen
Y aún así, siguen. Porque la amistad no teme a los tropiezos, se alimenta de ellos. Porque si hay diferencias, también hay puentes. Porque lo verdadero se sostiene sin esfuerzo, como el cielo. Y porque, aunque la historia fue breve, fue intensa.
Como una chispa que no enciende fuego, pero ilumina lo suficiente para recordarse para siempre.