“Eres mi orgullo, estoy en paz”
Escuché la conversación como quien oye el murmullo de la lluvia cayendo sobre un tejado antiguo.
Era un padre hablando con su hija, ya mujer, en ese tramo dorado de los treinta años. Él estaba en el tiempo de descuento de su vida. Y aún así, o justamente por eso, sus palabras brillaban como luciérnagas en la noche.
—Hay algo que siempre debes recordar —dijo él—. Con alegría. Con confianza. Con valor. Y entonces comenzó la confesión. Breve, pero tan profunda como una raíz vieja.
La novela de la vida
—He vivido una vida de novela —dijo—. Nací pobre, pero no me faltó el calor de los míos. Ese amor, hija, te da energía para todo. Estudié, y eso fue un milagro. La universidad pública me abrió sus puertas como un templo antiguo. Trabajé desde siempre, pero nunca dejé de sonreír. Tuve mil oficios: vendí, cargué, escribí, hasta que fundé una empresa que sigue viva. Y da trabajo a cientos de familias. Y dió dignidad. Y eso, hija mía, da paz y gratitud.
Ser padre y más
—Criarte solo, algunos lo verían como un castigo. Yo no. Para mí fue un mapa nuevo. Fui empresario, sí. Profesional también. Pero, ante todo, fui tu padre. A tiempo completo. Sin pausas. Sin excusas. Y eso me salvó de muchas cosas.
El orgullo
—Ahora vamos a lo importante: tú. Sos mi mayor orgullo. Pusiste el pecho donde otros huían. Estudiaste tres carreras. Tenés sensibilidad y belleza, por dentro y por fuera. Y cada vez que te miro, me siento agradecido. Y orgulloso. Mucho.
La herencia que importa
—Juntos reímos, lloramos, caímos y nos levantamos. Hoy, que juego el “tiempo de descuento del partido de mi vida”, te digo que soy feliz. Y estoy en paz. Ojalá viva muchos años más, porque me siento pleno, sí. Pero si la parca viniera, sin aviso, llévate estas palabras contigo.
Muchos padres se van sin decir lo esencial:
-“Estoy orgulloso de vos.”
-“Eres increíble.”
-“Eres hermosa, por dentro y por fuera.”
Y eso, hija, eso da una paz tremenda.
Polvo de estrellas
—Por una vida compartida, por la alegría de ser tu padre, te quiero hasta el infinito. Y un día, cuando ya no esté, mi polvo de estrellas va a seguir a tu lado.
Para siempre.