“Manifestaciones modernas del estrés”
El apuro como estilo de vida
Vivimos en la era de la inmediatez. Todo es ahora, todo es urgente, todo es «responde ya que te vi en línea». Pero lo que parecía una ventaja tecnológica se volvió un zoológico de ansiedades. Los «ansiosos digitales» no son un grupo reducido. Son legión. Te los cruzás todos los días. Te mandan mensajes, audios eternos, notificaciones invasivas y viven con el tic nervioso del tilde azul.
Hoy, les dedicamos esta postal (con todo respeto) de nuestra modernidad acelerada.
El del audio eterno
No sabe que existe el texto. Cree que está en un podcast. Te manda un audio de 7 minutos para contarte que va a llegar 10 tarde. Innecesario. Arranca con “bueno…” como si fuera a confesar algo, pero termina relatando cómo el gato del vecino vomitó y por eso perdió el subte.
Y vos, haciendo malabares para encontrar un momento en el que puedas escucharlo sin poner auriculares.
El del doble tilde obsesivo
Este es el que ve que le clavaste el visto y te empieza a testear el pulso digital: “¿Estás?”, “Hola?”, “¿Todo bien?”. El ansioso del doble tilde vive para controlar tu presencia online. Si pudiera, pondría una cámara en tu pantalla. Cree que responder tarde es una forma de agresión pasivo-agresiva.
Tranquilo, campeón. Estoy vivo, solo que no vivo para responderte.
El que manda mensaje + llamada + mail
No le bastó con escribirte. Como no contestaste, te llama. Como no atendés, te manda un mail con asunto: “URGENTE”. ¿El motivo? Te quería pedir si tenés el cargador que dejó en tu casa hace tres meses.
Cree que todo lo suyo es urgente. Y que vos sos su secretario de tiempo completo.
El que actualiza estados cada 15 minutos
“Cansado”, “En modo zen”, “Comiendo sushi”, “Quiero desaparecer” … Su vida es una telenovela y cree que todos la seguimos por capítulos. Vive buscando reacciones.
Cree que el mundo necesita saber cómo está ahora, ahora y ahora. Es el noticiero emocional del día.
El que manda memes como método de comunicación
No habla. Manda stickers, gifs, memes, audios con risas de fondo y caritas llorando de la risa. Si le preguntás algo serio, responde con un meme de Homero.
Tiene 35 años, pero se expresa como un adolescente con plan de datos ilimitado.
Epílogo: El silencio como acto revolucionario
En un mundo donde todo es urgente y todos hablan al mismo tiempo, contestar tarde, escribir corto o, mejor aún, no responder, se convirtió en una forma de resistencia.
No odies al ansioso digital. Solo tomá distancia. Ponele pausa. Silencialo. A veces, el mejor mensaje es el que nunca se manda.