La mujer: “En el tiempo de lo posible”

En el rincón tibio de una tarde cualquiera, vi pasar a una mujer con paso sereno, bordeando los límites invisibles entre el deseo y la renuncia.

Era una de tantas

Rostro de historia, manos que han acariciado y sostenido, mirada que ya no pide permiso. En ella, como en muchas otras, percibí ese delicado combate entre lo que aún se desea y lo que, socialmente, se ha decretado que ya no corresponde.

La mujer madura

Si es que existe tal cosa como una edad madura, transita una frontera sin mapas. Allí donde se espera que calle, muchas veces calla. Pero no por falta de palabras, sino por exceso de reglas no dichas.

A menudo, se le impone la idea de que su sexualidad ha expirado con el calendario biológico.  Sin embargo, es posible vivir una segunda primavera, donde el deseo ya no es urgencia sino arte, y el cuerpo no es obstáculo, sino morada digna de ser habitada con ternura.

El placer, cuando es propio, no requiere permiso.

Frente a la decadencia física

Ese espejo implacable, se puede oponer una estética distinta: la de la autenticidad. Cuidarse, sí, pero para gustarse una, no para competir en un mercado voraz.

El juicio ajeno, ese eco que paraliza, puede neutralizarse con la práctica del silencio interno.

Una mujer que se ha escuchado a sí misma, ya no necesita aprobar exámenes ajenos. Puede vestirse de rojo a los 60 y reír con la boca abierta sin pedir disculpas.

Contra el perfeccionismo y la autoexigencia

La alternativa es el permiso a fallar. Dejar de ser madre de todos y empezar a maternarse a sí misma. No todo lo que no sale bien es un fracaso.

A veces, es simplemente vida.

Iniciar nuevas relaciones, aunque asuste, es una posibilidad

No todo lo nuevo está reservado para los jóvenes. Hay algo profundamente atractivo en una historia que comienza sin urgencia, con los pies en la tierra y el alma todavía dispuesta.

Explorar el placer

No es un acto de resignación, sino de libertad. La pasión y el deseo  no es sustituto de nada, es afirmación del propio cuerpo.

Es decirse: “aún soy mía”.

Cambiar de rumbo laboral

Estudiar algo nuevo, emprender… todo eso no es osadía: es coherencia con el deseo presente. La edad no limita la capacidad de aprender, sólo la mirada ajena pretende hacerlo.

La culpa heredada

La que obliga a poner siempre al otro primero, puede mudarse lentamente. El amor por los otros no debe anular el amor propio. Delegar, pedir ayuda, tomar distancia: gestos que liberan.

Enfrentar el paso del tiempo es un acto de coraje

Nombrar el paso del tiempo sin disfrazarlo. Pero también saber que cada línea en la piel puede ser letra de un poema. Vivir no es una trampa, es un privilegio. Y sobre todo, resistirse a los mandatos antiguos que hablaban de mujeres resignadas, “hechas para servir”.

Romper con esos moldes no requiere violencia, sino conciencia. A veces, basta con no repetir lo que se nos impuso sin preguntarnos si lo queríamos.

En la mirada de aquella mujer de paso sereno

Había preguntas sin culpa.

Tal vez, ese sea el verdadero signo de madurez: vivir sin pedir disculpas por ser. Y si las inhibiciones aparecen, no negarlas, sino interrogarlas con suavidad.

Porque quizás —y sólo quizás—, la vida madura no sea un ocaso, sino el momento más lúcido para elegir de nuevo.

Autores consultados:

  1. Lindau, S. T., et al. (2007). A study of sexuality and health among older adults in the United States.
    New England Journal of Medicine, 357(8), 762-774. Este estudio destaca que la sexualidad sigue siendo importante en la vida adulta, desmitificando la idea de su desaparición tras la menopausia.
  2. Gergen, M. M. (2000). Feminist reconstructions in psychology: Narrative, gender, and performance.
    Sage Publications. Aborda cómo las narrativas culturales sobre la mujer madura afectan su autoimagen, autonomía y deseo.
  3. Freixas, A., Luque, B., & Reina, A. (2015). Critical feminist gerontology: A perspective from the South.
    Journal of Women & Aging, 27(2), 173-187. Propone una lectura del envejecimiento femenino desde una mirada emancipadora y crítica frente a los estereotipos patriarcales.
  4. Fileborn, B., Thorpe, R., Hawkes, G., Minichiello, V., & Pitts, M. (2015). Sex, desire and pleasure: Considering the experiences of older Australian women.
    Sexual and Relationship Therapy, 30(1), 117-130. Aporta evidencias sobre cómo el deseo y el placer femenino se reinventan y persisten en la edad adulta.
  5. Kaliterna Lipovčan, L., Prizmić-Larsen, Z., & Brkljačić, T. (2007). Quality of life, life satisfaction, and happiness in older adults.
    Collegium Antropologicum, 31(1), 85–91. Estudia los factores que incrementan el bienestar emocional en la adultez, como la autonomía, la autoaceptación y los vínculos nuevos.