No podemos mirar y callar
Frente a cualquier acto terrorista —como el brutal ataque de Hamas que desencadenó esta tragedia— no cabe neutralidad. La respuesta del Estado tiene que responder al principio de proporcionalidad: atacar a quienes agredieron, sí; desatar una carnicería sobre la población civil, no. Y, sin embargo, no podemos mirar y callar ante lo que está ocurriendo en Gaza.
El hambre como arma
No fue un accidente. No fue un mal cálculo. Cáritas Internationalis lo repitió con voz firme: en Gaza el hambre es estrategia. Bloqueos, bombardeos, cortes de agua, barreras cerradas: todo diseñado para quebrar el cuerpo y el espíritu. La población civil está siendo “matada de hambre, bombardeada y exterminada”. El silencio, dijeron, no es neutralidad: es complicidad.
Pan convertido en pólvora
- Las cifras golpean como metralla. Desde el inicio de esta última ofensiva israelí, la cifra de muertos en Gaza supera ampliamente los 60 000, según el Ministerio de Salud local y la ONU AP NewsNaciones UnidasWikipediacom.
- Una investigación reveló que un 83 % de esas muertes son civiles The Guardian+1Al Jazeera.
- En la primera mitad de la guerra, un estudio en The Lancet estimó hasta 64 260 muertes por heridas directas, una cifra un 41 % más alta que la oficial Al Arabiya EnglishRedditWikipedia.
- Solo entre el 18 y el 30 de julio de 2025, murieron 8 970 personas en una nueva escalada, e incluso 1 239 perdieron la vida intentando acceder a alimentos Naciones Unidas.
- Mientras tanto, el hospital Nasser fue bombardeado dos veces en un solo día, dejando al menos 20 muertos, incluyendo periodistas y rescatistas El PaísAP News.
Decisiones calculadas
Esto no es guerra. Es aniquilación selectiva. Cada bloqueo, bombardeo, ataque: piezas de una maquinaria que se despliega con precisión. Bajo el pretexto de seguridad, se destruyen hospitales, centrales eléctricas, y se impide la entrada de ayuda. No es proporcionalidad —es genocidio encubierto.
El mundo que mira y calla
La comunidad internacional emite declaraciones, pero las bombas siguen cayendo. Cáritas denunció que “la comunidad internacional se limita a declaraciones vacías”. Catherine Russell, de Unicef, lo llamo “obsceno”: debatir cifras mientras los niños mueren.
El secretario general de la ONU lo calificó como “catástrofe provocada por el hombre”. Incluso en Washington, figuras encontradas como Bernie Sanders y Marjorie Taylor Greene coincidieron al hablar de “genocidio”. Y pese a todo, el mundo observa.
Exigencias de vida
Cáritas no se quedó en la denuncia: exigió alto el fuego permanente, acceso humanitario sin restricciones, liberación de detenidos, despliegue de fuerzas de paz de la ONU, y juicio a los responsables, incluyendo el respeto pleno a la opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia sobre ocupación y asentamientos.
Voces que resisten
Invocaron al papa Francisco: “O nos salvamos todos juntos o no se salva nadie”. Y la Biblia: “Alza tu voz por los que no tienen voz”. Porque en Gaza lo que falta no es solo pan, sino palabra, fuerza y justicia.
Gaza espera
Los niños con ojos grandes, los ancianos bajo el sol, las madres con brazos vacíos no piden discursos: piden socorro. Cáritas lo dejó claro: “El mundo está mirando. La historia está tomando nota. Gaza está esperando, no palabras, sino la salvación.” Y nosotros, en este momento, debemos recordarlo más que nunca: no podemos mirar y callar.