“Relaciones que enferman”
Lo que no se dice, pero se siente: vínculos que drenan energía y alteran nuestra salud física y mental
Hay amistades – o simplemente relaciones con otros – que curan, que te hacen reír aunque estés en ruinas. Otras, en cambio, solo aparecen cuando tienen hambre emocional. Y vos, por costumbre, les servís, sin mirar si todavía te queda algo para dar.
No hace falta que haya gritos ni peleas
A veces, una sonrisa vacía, una conversación unidireccional, o la falta de reciprocidad ya son suficientes para que una relación se vuelva tóxica. Y aunque parezca “solo emocional”, también tiene efectos muy físicos: nuestra mente y cuerpo se conectan a través de un sistema neurobiológico que reacciona al estrés de manera muy real.
Hoy hablamos de eso:
De vínculos que agotan y de cómo ese desgaste también puede alterar nuestros neurotransmisores y dañar el equilibrio de nuestra microbiota intestinal, esa gran aliada silenciosa de la salud mental.
El estrés de los vínculos tóxicos: cuando siempre das y nunca recibís
“Hola, ¿me hacés un favor?” —y nada más.
El psicólogo Mark Travers (Forbes, 2025) llama a este tipo de relación un cajero automático emocional: el otro aparece solo cuando necesita algo —una oreja, consuelo, ayuda— y se esfuma cuando sos vos quien necesita.
El problema es que este tipo de desgaste emocional no queda solo en lo psicológico. Estudios muestran que el estrés crónico, como el que generan estos vínculos unilaterales, activa el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal (HHA), generando picos sostenidos de cortisol, la hormona del estrés.
De la emoción al cuerpo: los neurotransmisores también sufren
Cuando estamos sometidos a estrés prolongado:
- Disminuye la serotonina, que regula el estado de ánimo.
- Se altera la dopamina, relacionada con la motivación y el placer.
- Se debilita el sistema GABA, que actúa como freno natural del cerebro.
Esto no solo genera tristeza o ansiedad. También:
- Aumenta la irritabilidad.
- Aparece insomnio.
- Disminuye la capacidad de concentración.
¿Y la microbiota? También se ve afectada
La microbiota intestinal (las bacterias buenas que viven en nuestro intestino) es mucho más que un sistema digestivo: produce neurotransmisores, modula la inflamación y se comunica con el cerebro a través del nervio vago.
Cuando el estrés es continuo:
- El exceso de cortisol daña la barrera intestinal (lo que se conoce como leaky gut).
- Se pierde diversidad bacteriana.
- Aumentan las bacterias proinflamatorias.
Este desbalance, llamado disbiosis, alimenta un círculo vicioso:
Estrés → disbiosis intestinal → menos serotonina y GABA → más ansiedad → más estrés → más disbiosis…
Así, una mala relación que te deja emocionalmente drenado también puede dejarte inflamado, sin energía y con un sistema nervioso alterado.
Invalidez emocional: cuando no te escuchan nunca
“Gracias por estar” —pero nunca te preguntan cómo estás vos.
Escuchar es hermoso. Pero cuando solo escuchás y nunca te escuchan, tu cerebro se resiente. Un estudio (Bodie et al., 2015) demostró que quienes reciben descargas emocionales sin poder compartir lo propio terminan más angustiados. No es falta de empatía, es sobrecarga emocional.
Y esa sobrecarga, como ya vimos, también impacta en lo biológico: eleva el cortisol, disminuye las defensas, y afecta incluso tu digestión, sueño y piel.
Cuidarse no es egoísmo: es neuroprotección
A veces creemos que poner límites es ser “malo” o “egoísta”. Pero la ciencia dice lo contrario. Cuidar tu energía emocional es cuidar tu salud mental. Y cuidar tu salud mental, es cuidar tu sistema nervioso, tu microbiota y tu bienestar general.
¿Qué podés hacer?
- Reconocer patrones: cuando el vínculo siempre gira en torno al otro, hay un desequilibrio.
- Escuchar tus emociones: si terminás cansada después de ver a alguien, no lo ignores.
- Decir que no: no estás obligada a estar siempre disponible.
- Rodearte de personas nutritivas: que te escuchen, te valoren y te respeten sin condiciones.
- Consultar a un profesional.
Conclusión: lo emocional también es físico
Las amistades tóxicas no solo drenan el ánimo. Alteran tus neurotransmisores, desbalancean tu microbiota y agotan tu cuerpo desde adentro. Por eso, rodearte de personas que te sumen no es un lujo. Es salud.
Bibliografía
- Bodie, G. D., et al. (2015). Listener responsiveness in supportive interactions. Communication Quarterly, 63(3), 270–288.
- Way, N., & Greene, M. L. (2006). Trajectories of Perceived Friendship Quality. Journal of Research on Adolescence, 16(2), 293–320.
- Larsen, J. T., & Prizmic, Z. (2008). Emotion regulation and well-being. Anxiety, Stress, & Coping, 21(1), 27–46.
- Travers, M. (2025). 3 Subtle Signs of Emotionally Draining Friendships. Forbes.
- Foster, J. A., et al. (2017). Gut–brain axis: how the microbiome influences anxiety and depression. Trends in Neurosciences, 40(1), 35–45.
- Cryan, J. F., & Dinan, T. G. (2012). Mind-altering microorganisms: the impact of the gut microbiota on brain and behaviour. Nature Reviews Neuroscience, 13(10), 701–712.