Un domingo decisivo en la provincia de Buenos Aires
Con la colaboración desde Buenos Aires de Jorge “Tato “Elías.
La provincia de Buenos Aires se convierte mañana en el epicentro político de la Argentina y, por extensión, en una caja de resonancia continental.
El voto que se celebrará este domingo no solo renovará bancas en la Legislatura bonaerense, sino que pondrá a prueba la capacidad de Javier Milei de transformar su audaz experimento libertario en un proyecto con legitimidad territorial. La tensión entre el oficialismo nacional y el peronismo local se ha convertido en el duelo político más observado en América Latina y también en los centros financieros que siguen con atención la deriva argentina.
En las últimas semanas, los sondeos han coincidido en un punto:
La elección será de fotografía. La mayoría de las encuestas coloca al frente peronista Fuerza Patria apenas dos o tres puntos por encima de La Libertad Avanza. El margen se encuentra dentro del error estadístico, lo cual habilita cualquier desenlace. Esta paridad, tan propia de la política argentina, revela una sociedad partida en dos proyectos incompatibles: el populismo de base territorial, anclado en los municipios del conurbano, y la apuesta libertaria, que apela al desencanto con la vieja política.
El clima social recuerda a otros momentos de la historia reciente.
La economía sigue tensionada, los salarios no recuperan poder adquisitivo y la inflación, aunque moderada, aún erosiona la vida cotidiana. En ese contexto, el peronismo bonaerense ha planteado la elección como un plebiscito contra los recortes de Milei. La apelación no es menor: Buenos Aires concentra el núcleo de trabajadores industriales, estatales y cooperativistas más golpeados por la austeridad.
Del lado libertario.
El oficialismo nacional confía en que el hastío ciudadano con los viejos barones del conurbano baste para arrastrar votos a favor del cambio. Sin embargo, la reciente polémica que alcanzó a la hermana del presidente, en torno a presuntos sobornos en la Agencia de Discapacidad, debilitó la mística del “ellos contra la casta”. Esa contradicción puede restar adhesiones en una elección tan fina.
El escenario tiene además una dimensión económica y geopolítica.
Un triunfo peronista en Buenos Aires sería leído como un límite al experimento ultraliberal del presidente. En cambio, un buen resultado de La Libertad Avanza consolidaría la percepción de que la Argentina está dispuesta a sostener ajustes drásticos a pesar de su alto costo social. Para los mercados, el desenlace marcará el pulso de la deuda, del riesgo país y de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional.
Más allá de las encuestas, el factor decisivo será la participación.
Una baja concurrencia podría favorecer al oficialismo nacional, ya que su voto duro permanece fiel. Si la movilización popular en los distritos más humildes supera las expectativas, el peronismo bonaerense tendrá ventaja. Así, la noche del domingo promete cifras apretadas y largas horas de recuento.
El panorama es claro:
O bien la provincia más populosa de la Argentina refuerza el contrapeso al presidente, o bien Milei logra la legitimidad que aún le disputan las calles. Lo que se resuelva en la provincia de Buenos Aires resonará mucho más allá del Río de la Plata.