“Cuando mi madre nos daba el pan, repartía amor.” Joël Robuchon,1945-2018

Consumir alimentos que nos gustan puede animarnos y hacernos sentir de mejor humor, satisfechos y relajados. Desde hace miles de años, la comida ha sido una de las formas más comunes de demostrar afecto.

Y es que más allá de su delicioso sabor, la comida tiene un efecto químico en nuestro organismo que nos hace sentir reconfortados, queridos, saciados y también nos transmite placer.

• La comida de nuestra infancia.
• Los sabores y aromas del primer amor y esa cena inolvidable.
• La gratitud vista en la sonrisa de los hijos.
• La comida entre amigos y tanto más.

Comer es uno de los placeres de la vida y, siempre que es posible, comemos alimentos que nos gustan y evitamos aquellos que no nos gustan y moderamos el consumo de aquellos que pueden afectarnos.

Los estudios demuestran que el hecho de comer los alimentos que uno prefiere puede estimular la liberación de serotonina y endorfinas, hormonas que mejoran nuestro humor.

La comida es amor y el amor entra por la cocina.