Las relaciones abiertas  

Una relación abierta o matrimonio abierto es una relación –unión libre o matrimonio respectivamente–, donde ambas partes acuerdan tener permiso para tener relaciones íntimas fuera de la pareja, sin considerar esto como una infidelidad.

La relación abierta puede ser vista como el estado intermedio entre la relación tradicional (monogamia) y el amor libre. Sin embargo, la idiosincrasia de cada relación abierta es definida por los individuos involucrados.

No existe un conjunto de reglas o límites para una relación o matrimonio abierto; cada pareja es única al definir lo que funciona para ellos en un tiempo dado. Así también, las reglas están sujetas a cambios con el tiempo, en la medida que las personas y sus relaciones evolucionan.

Muchos terapeutas familiares en esta clase de relaciones se abocan a la idea que la clave de la relación, especialmente en el matrimonio abierto, es la honestidad y la comunicación abierta entre todas las partes involucradas.

Por relación abierta se puede entender casi cualquier tipo de relación no monógama, aunque no se suele incluir en ellas la poligamia o el amor libre. Dentro de los distintos tipos de relaciones abiertas cabe distinguir:

  • Relación abierta típica: la establecida por una pareja principal cuyos dos miembros se consienten mutuamente mantener de manera libre relaciones sexuales con terceros.
  • Relación semiabierta o «monogamish»: relación mayormente monógama pero en la que se permiten, con limitaciones en la frecuencia o en la manera, algunas relaciones íntimas con terceros.
  • Relación híbrida: un miembro puede mantener relaciones con terceros pero el otro no.
  • Swinging: la práctica del intercambio de parejas.
  • Poliamor: la práctica simultánea de dos o más relaciones románticas, independientemente de que haya sexo o no.

Razones a favor y en contra

Para una pareja, establecerse en un régimen de relación abierta es una decisión en la que intervienen varios factores tanto a favor como en contra, y que dependerá mayormente de las creencias y circunstancias particulares de esa pareja. Existe aparte un debate tanto a nivel académico (sexología) como a nivel popular sobre la conveniencia o no de este tipo de relaciones en general. A continuación se presentan algunos de los pros y los contras que se suelen expresar al respecto.

A favor

  • La sensación de libertad personal y la posibilidad de vivir nuevas aventuras amorosas.
  • Mayor respeto por la individualidad de la persona. El amor no debe implicar el poseer ni encadenar a tu pareja.
  • Mayor generosidad mutua. Se antepone el disfrute de tu pareja al egoísmo de quererla para ti solo.
  • Se previenen los celos que suelen acarrear los coqueteos y relaciones con terceros cuando son no consentidos.
  • Una mayor solidez en la pareja, en comparación con las parejas que se agrietan o rompen como consecuencia de la infidelidad no consentida.
  • Mayor madurez y honestidad en la pareja; se comparten pensamientos y sentimientos que se ocultarían en una relación cerrada.
  • Se evita caer en la rutina de una pareja monógama. De hecho la coexistencia de otras relaciones puede reavivar la llama de la pareja principal.

En contra

  • Los términos del contrato (las reglas a respetar) son más complejos de seguir que en una relación monógama.
  • A veces este acuerdo se usa como un subterfugio para no romper la pareja, o uno de los miembros lo acepta solamente por satisfacer al otro.
  • Es necesaria mucha confianza en sí mismos y en la pareja para no sufrir por celos.
  • Puede haber problemas si un miembro de la pareja tiene muchas relaciones secundarias y el otro muy pocas o ninguna.
  • Riesgo de adquirir enfermedades de trasmisión sexual si no se toman las debidas precauciones.
  • Posibilidad de tener un hijo que no sea de tu pareja.
  • Posibilidad de que surja un fuerte vínculo emocional con alguna de las parejas secundarias.
  • La presión social.