«Dios ha puesto el placer tan cerca del dolor, que a menudo lloramos de alegría» George Sand
Generalmente el llanto se asocia a sentimientos de pérdida, tristeza, decepción o melancolía.
Las lágrimas nos sirven para exteriorizar la pena, la frustración o la angustia.
Emociones negativas todas ellas.
No obstante, existen también situaciones en las que lloramos de alegría, de emoción, de ilusión o de alivio.
Movidos por sentimientos positivos y agradables. Las lágrimas no muestran debilidad o dramatismo.
Al contrario, son una expresión directa de la gran capacidad de la persona para sentir y de la emoción que las circunstancias están provocando en su organismo.