Serrat es tan argentino

ROBERT MUR

BARCELONA 23/12/2022 18:48 – Actualizado a 24/12/2022 09:52

Serrat es tan argentino, como Messi catalán. Muchos años antes de que Leo y el Barça exportaran masivamente la catalanidad, Joan Manuel Serrat ya recorría América Latina dejando una huella que más de medio siglo después de su primera visita a la región no ha hecho más que crecer hasta convertirse en mito e ídolo de masas.

En Argentina, Serrat es Juan o el Nano. Si bien es cierto que el Noi del Poble Sec es popular en toda Latinoamérica, hay tres lugares, sobre todo, donde su figura evoca mucho más que música y poesía: Chile, Uruguay y Argentina. El cantautor realizó su primera gira por estos países entre finales de 1969 y principios de 1970, coincidiendo con el verano austral. Eran tiempos de efervescencia revolucionaria, tras la revolución cubana y el Mayo francés, que conducirían a crueles dictaduras en las que Serrat se convertiría en un símbolo más de resistencia y protesta.

En 1968, durante el franquismo, al cantante se le cerraban las puertas en España tras su negativa a cantar en Eurovisión si no era en catalán y al otro lado del Atlántico encontró una receptiva sensibilidad a sus letras de terciopelo reivindicativo.

Serrat viajó por primera vez a América Latina entre 1969 y 1970, durante el verano austral

En aquella primera gira, en Argentina, Serrat se dio a conocer actuando en clubes de barrio del área metropolitana de Buenos Aires. Eran conciertos conocidos como carnavales de barrio, en los que actuaban varios artistas y el Nano podía participar en seis o siete conciertos en una noche. Iba de un local a otro acompañado de su mánager de la época, Alfredo Capalbo, y de un guardaespaldas apodado Peligro porque llevaban encima la recaudación de cada recital.

Luego vinieron las dictaduras y Serrat no pudo poner un pie en esos países pero sus canciones estuvieron presentes y sus discos circulaban clandestinamente. Los militares argentinos llegaron a incluir sus temas en una lista negra que se localizó años más tarde en unos archivos ocultos. Antes, en 1972, había tenido que suspender un concierto en Buenos Aires por una amenaza de bomba, algo habitual con los artistas progresistas en aquellos convulsos años.

En 1975, el propio Serrat, mientras estaba de gira, se vio obligado a exiliarse en México –otro de los países donde el barcelonés congrega más fans en la región, como también en Colombia-, tras unas declaraciones donde criticaba las últimas sentencias de muerte del franquismo.

Durante la dictadura argentina, los militares torturaban a los opositores con las canciones de Serrat de fondo

Durante la dictadura argentina, la influencia del catalán en la sociedad se demuestra en múltiples historias. Por citar solo dos, en la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma), en Buenos Aires, uno de los principales centros de torturas, hubo detenidos que eran torturados con las canciones de Serrat de fondo; o el caso de una mujer embarazada que figura como desaparecida pero que llegó a dar a luz a su hijo –robado- y mientras estaba cautiva bordó un pañuelo con el tema De parto. En aquellos años, también compuso La montonera, dedicada a una guerrillera anónima, aunque nunca grabó el tema, ni la cantó más.

Serrat siempre se mostró comprometido. En 1988, Pinochet no le dejó bajar del avión en Chile, a donde había viajado para apoyar el fin de la dictadura en el plebiscito que se celebró cinco días después. En 1990, ya en democracia, regresó en olor de multitudes a Santiago. En cambio, a Argentina pudo volver en 1983, meses antes de que la dictadura dejara paso al presidente Raúl Alfonsín, con conciertos en el teatro Gran Rex de Buenos Aires, uno de los espacios musicales más emblemáticos de la capital, con capacidad para 3.300 personas. En 1985, cuando regresó la democracia a Uruguay, grabó El sur también existe, con poemas de Mario Benedetti.

En sus visitas porteñas, llenar una decena de Gran Rex o varios Luna Park –más de 8.000 personas de capacidad- consecutivos, ha sido habitual para Serrat, algo que está alcance de muy pocos artistas argentinos. Igual que llenar cuatro Bomboneras seguidas, como sucedió en la gira del 2007 con Joaquín Sabina.

Juan o ‘el Nano’, como es conocido el cantante en Argentina ya aparece citado en una tira de Mafalda en 1973

En su tradicional rueda de prensa en cada país latinoamericano, al inicio de cada visita, las preguntas musicales quedaban siempre relegadas a un segundo plano para hablar de política local e internacional. Y luego encontraba tiempo para actividades paralelas, también simbólicas, como apoyar a las Madres o a las Abuelas de la Plaza de Mayo, a la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos de Chile o acudir a cantar al hospital infantil Garrahan de Buenos Aires para recaudar fondos. Y muchas veces, realizando acciones discretas, sin la presencia de medios de comunicación.

“Para nosotros es el héroe que siempre estuvo”, explica por teléfono desde Argentina Tamara Smerling, autora de Serrat en la Argentina. Cincuenta años de amor y aventuras (Planeta, 2019). “Su presencia fue atravesando momentos políticos, sociales, culturales; estuvo en hechos fundantes de nuestras vidas”, añade. “Es uno más de nosotros”.

Ya en 1973, Serrat aparecía incluso en una tira de Mafalda, con ocasión de su gira latinoamericana de ese año.

Susanita: -¿Y Joan Manuel Serrat presidente? ¿Por qué no Joan Manuel Serrat presidente?

Mafalda: -¡Pobre flaco! ¿Qué mal te ha hecho?

Miguelito: -Además no puede; es español.

Libertad: -¡Catalán, bestia!

Manolito: -Entonces puede. ¡No hay nada que esos no puedan!

Fuente: https://www.lavanguardia.com/cultura/20221223/8657307/serrat-argentino.html